- El hambre es un crimen porque es evitable. La tarea más urgente es erradicar el hambre en la Argentina y garantizar el cuidado y tratamiento médico-odontológico a todos sus habitantes, mediante una amplia participación coordinada entre las organizaciones sociales y las instituciones públicas en los distintos distritos, municipios y comunas. La propuesta requiere movilizar todos los recursos del país, para combatir los flagelos de la pobreza y la indigencia: hacemos nuestras las ideas de Juan Garraham cuando afirmaba que la desnutrición infantil no es solamente un problema de salud, sino una batalla que debe ser asumida con todos los recursos y por toda la Nación.
- Plan de lucha contra la indigencia y la pobreza a través de medidas de emergencia y el diseño de estrategias a mediano y largo plazo.
- Ingreso universal por hijo
- Sistema preventivo de salud y lucha contra las enfermedades de la pobreza -Chagas, dengue y similares- incrementando el presupuesto del sistema público de salud y propugnando una mayor articulación con las Universidades nacionales, orientada a la producción de medicamentos y a una formación profesional con profundo sentido social.
- Plan de construcción de viviendas mediante sistemas cooperativos con apoyo de las Universidades nacionales, a fin de cubrir el actual déficit que afecta a más de tres millones de familias, creando fuentes de trabajo legítimas.
- Plan de reparación de la juventud, que ha sido una de las principales víctimas propiciatorias de las políticas de ajuste neoliberal: seis millones de niños y jóvenes menores de 21 años se encuentran actualmente bajo la línea de pobreza. Se otorgarán becas para la finalización de los estudios primarios y secundarios y para capacitación, orientadas a garantizarles una digna inserción laboral.
- Cambios en los institutos de menores y las cárceles promoviendo una política destinada a superar la inhumana situación donde se encuentran hacinados más de 30.000 jóvenes, de los cuales el 90% son pobres, sometidos a abusos y sin esperanzas de rehabilitación
- Reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios a sus territorios y a la reivindicación de sus identidades étnico-culturales, en la reconstrucción de un país donde la diferencia ha de ser la base de la igualdad y no de la discriminación o el desprecio.
- Ampliar los derechos de no discriminación a los inmigrantes de países vecinos, a quienes tienen capacidades diferentes y a todos aquellos que sufren condiciones de desprotección social.
- Plan de promoción de un área de empresas sociales de calidad .Se promocionará la construcción de un amplio sector de empresas sociales de calidad -cooperativas, autogestionadas y similares- en el sector industrial, rural, de comercialización y servicios, basadas en la rica experiencia de las empresas recuperadas. Se garantizará el apoyo técnico de las universidades nacionales y de la Universidad Tecnológica Nacional en las distintas regiones del país, así como la disposición de créditos blandos en función de sus necesidades. Apoyo a las Pymes y otros emprendimientos productivos, mientras los subsidios a la desocupación o a la pobreza se convertirán en una forma de transición, garantizando la calificación laboral que les permita acceder a un trabajo digno y bien remunerado.
- Revertir la dinámica de reconversión tecnológica salvaje, en tanto la disminución en un 75% en los requerimientos de tiempo de trabajo humano para todas las áreas de la actividad social que conllevan las tecnologías de avanzada, no supone necesariamente el desplazamiento de trabajadores. La única respuesta viable ante la actual crisis de sobreproducción por carencia de demanda, es la disminución de la jornada laboral manteniendo salarios justos, tal como ocurriera durante los “treinta años de oro” posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial: la jornada semanal bajó masivamente desde las 72 horas de principios del siglo XX a 40 horas; una disminución del 45% que coincidiera con los más altos y sostenidos niveles de crecimiento económico, tanto del sistema capitalista como del socialista. La única solución a una crisis de sobreproducción por carencia de demanda derivada de la polarización de la riqueza -el 20% más rico de la población concentra el 87% de esos ingresos- es una redistribución de esa riqueza en gran escala. La reconversión tecnológica salvaje impulsada durante las dos últimas décadas, ha creado una masa de población sobrante cuya dimensión ronda los 2.500 millones de personas en el mundo y tiende a hacer inviables a las sociedades, aún para los sectores privilegiados.
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